martes, 11 de octubre de 2011

EL TESTAMENTO DE ISABEL





Muerta Isabel la Católica, prematuramente dejó a sus sucesores un testamento político que debió ser el punto de partida de la obra de su nieto, el emperador Carlos V, hijo de Juana y representante, por vía paterna, de la Casa de Austria en España.

Es interesante recordar las claúsulas de aquél testamento porque nos encontramos allí con el florecimiento del auténtico espíritu medioeval, del alma apostólica europea de los  siglos  XII y XIII.
Isabel la Católica representa la prolongación de la Edad Media en Europa.La vuelta a lo cristiano clásico, a lo caballeresco, enriquecido en cierta  manera con todas las audacias del renacimiento secular aportadas por Fernando, "el político" por antonomasia. Gobierno remozado de teólogos en pueblo de soldados.

Toda la Conquista de América y la colonización  posterior -como queda dicho-, se llevó a cabo respetando en lo fundamental los codicilos del documento  póstumo isabelino.Es indispensable conocerlos para explicar el sentido evangélico de la obra de España, que tanto se tergiversa y desfigura.

En aquéllos días la religión informaba a la política. Esta le estaba virilmente subordinada.Porque se comprendía toda la importancia de la espiritualidad en el mundo; y porqué, después de vivir toda una época tremenda, la Fe debió imponerse por sí misma, como se impuso.El hombre cuando sufre, está inclinado a elevar su vista, a levantar su pensamiento a las cosas más altas.
Bien. Con aquel sentido místico-realista, España colonizó América siguiendo los consejos del testamento isabelino, que fueron respetados -en lo fundamental- por los representantes de la Casa de Austria, hasta Carlos II.
Interesa leerlas ya que, además, están escritas en un estilo deliciosamente anacrónico. Dicen así:
"Cuando nos fueron concedidas  por la Santa Sede Apostólica las Islas y Tierra Firme del Mar Océano, descubiertas y por descubrir, nuestra principal intención fue al tiempo que suplicamos al Papa Alejandro VI (hace referencia a la famosa bula pontificia) de buena memoria, que nos hizo dicha concesión. de procurar inducir y traer  los pueblos de ellas, y convertir a nuestra Santa Fe Católica, y enviar a las dichas Islas, y Tierra Firme, prelados y religiosos, clérigos y otras personas devotas y temerosas de Dios, para instruir los vecinos y moradores de ellas la Fe Católica, los  adoctrinar y enseñar  buenas costumbres, según más largamente en las letras de dicha concesión se contiene.
Suplico al Rey, mi Señor, muy afectuosamente, y encargo y mando a la princesa (doña Juana) mi hija, y al príncipe (Felipe) su marido, que así lo hagan y cumplan, y que éste sea su principal fin, y que en ello pongan mucha diligencia, y que no consientan ni den lugar a que los indios vecinos y moradores de las  dichas Islas y Tierra Firme, ganadas y por ganar, reciban agravios alguno a su persona y bienes; más manden que sean bien y justamente tratados, y si algún agravio han recibido lo remedien, y provean de manera que no exceda cosa alguna, lo que por las letras apostólicas de la  dicha concesión nos es inyungido y mandado"

Hasta aquí el documento de marras.Pero, a mayor abundamiento, los reyes sucesores consignaban por su parte en el mismo tono solemne: "Y nos, mandanos a los virreyes , presidentes, audiencias, gobernadores  y justicias reales, y encargamos a los arzoobispos, obispos y prelados eclesiásticos, que tengan esta claúsula muy presente, y guarden lo dispuesto por las leyes, que en orden de conversión de los naturales, y a su cristiana y católica doctrina, enseñanza y buen tratamiento, éstan dadas"
¡Política de la Cristiandad en el nuevo mundo!

FEDERICO IBARGUREN, Lecciones de historia rioplatense, Buenos Aires.


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