Cuando la enfermedad de Artigas se agravó, manifestó deseos de recibir los últimos sacramentos. En los momentos en los que el Sacerdote iba a administrarle el Santo Viático, Artigas quiso levantarse.
La encargada del aderezo del Altar, le dijo que su estado de debilidad le permitía recibir la Comunión en la cama a lo que el General respondió "Quiero levantarme para recibir a Su Majestad."
Y ayudado de los presentes se levantó,y recibió la Comunión, quedando los muchos circundantes edificados de la piedad de aquel grande hombre
El General después de recibir el Viático había quedado tendido en su catre de tijera y lonjas de cuero; en la semioscuridad se distinguía el crucifijo, colgado en la pared sobre la cabeza blanca, tan blanca como los lienzos del pequeño altar en que brillaban los dos cirios inmóviles...El silencio se prolongaba, el silencio de la enorme proximidad. Las respiraciones se contenían: las miradas estaban concentradas en aquella cara aguileña, no muerta todavía. Artigas, que tenía los ojos cerrados, los abrió de pronto desmesuradamente. Causaba espanto, parecía muy grande. Se incorporó, miró a su alrededor...¿Y mi caballo? gritó con voz fuerte e imperiosa.¡Traiganme mi caballo!...Y volvió a acostarse... Sus huesos, ya sin alma, quedaron tendidos a lo largo del catre.
JUAN ZORRILLA DE SAN MARTIN, La epopeya de Artigas, Montevideo, primera edición 1910
¿Cómo va todo? Pasaba para avisarle que el día 12 de octubre del presente año haremos el lanzamiento del Movimiento por la Identidad Nacional, a las 18 horas en el salón de actos de “Unione e Benevolenza”, sito en la calle Tte. Gral. J.D. Perón nº1362 de la Ciudad de Bs. As.
ResponderEliminarSin más, lo saludo en Dios y la Patria
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