sábado, 10 de septiembre de 2011

SARMIENTO: IDEOLOGO Y EJECUTOR DE LA ANTIPATRIA




El liberalismo tenía su plan de desarrollo nacional, cuyo catecismo era la teoría del complejo de inferioridad del argentino, expuesta por Sarmiento, y se dio con verdadera eficiencia a su cumplimiento.
Convertidos, pues, en colonia, merced a esa oligarquía y dominados, lógicamente, por los ingleses, ningún interés tenían éstos en nuestro desarrollo, adelanto, progreso o ilustración. Convenía mantenernos como seres administrados con un mínimo de instrucción, como para que les fuéramos útiles a ellos; sin más industrias que la agricultura y la ganadería, para proveer a ellos de esos alimentos. En una palabra, ser una perfecta colonia; jamás una nación. Y coronando todo ese cuadro, imbuidos del complejo de inferioridad que Sarmiento nos insuflara desde el "Facundo".

De ahí, pues, ese terrible afán de desterrar de nuestro ser el sentimiento religioso quebrando todo sentido tradicional en nosotros.
Trabada esa lucha, entregadas las escuelas normales a la dirección de maestras norteamericanas protestantes, los padres católicos resuelven no enviar a sus hijas a esas escuelas. El oficialismo, bien dirigido por Roca y Wilde, y como represalia, comienza a dejar cesantes a profesores católicos, entre ellos al eminente José Manuel Estrada. Las escuelas quedan con muy escasas alumnas. Pero la lucha ya está en su punto culminante, y la oligarquía da su batalla decisiva: va a votar por la ley que lleva el número 1420 y designada también como ley de enseñanza laica. Más de ciento once mil firmas se presentan a las cámaras pidiendo su rechazo. Todo es inútil.
Sorpresivamente, la ley es aprobada. Lo fue el 8 de julio de 1884.

Sarmiento fue el vocero principal del liberalismo en esa lucha. Como sería largo seguirlo en toda su argumentación -en general hecha para refutar al doctor Nicolás Avellaneda-, consignamos su tesis central: "Las escuelas son laicas y no eclesiásticas. Los Colegios Nacionales, las Escuelas Normales y las Universidades son establecimientos públicos ¡laicos!. La escuela, colegio del Padre Magendie, del Salvador, y otros que presiden sacerdotes emigrados, tolerados como empresas industriales de particulares, son instituciones laicas, y no religiosas, aunque consagren más tiempo a la religión que a la aritmética o la geografía, lo que no es muy cierto".
"Los Seminarios Conciliares, bajo la dirección de los obispos diocesanos, son establecimientos de instrucción católicas, esencialmente religiosa. Aunque rentados por el Estado".
"Los Colegios de Magandie y otros industriales de educación pueden darla esencialmente religiosa en su espíritu, si la prefieren los compradores de educación; pero no por eso deja de ser laica."

Sin embargo, no se dio por satisfecho con la ley aprobada por su Parlamento. La clave de esta ley 1420 está en su artículo octavo, que dice : "La enseñanza religiosa sólo podrá ser dada en las escuelas públicas, por ministros autorizados de los diversos cultos a los niños de su respectiva comunión, y ante o después de las horas de clase." No obstante, el tiro de la masonería en contra de la enseñanza religiosa fue harto certero. La exigencia de que sólo los ministros de cada culto, en este caso -para los católicos- sólo los sacerdotes pudiesen enseñar religión en las escuelas públicas, era una exigencia imposible de cumplir. No había, ni hay, suficientes sacerdotes para ello.

A esa exigencia agréguese la condición de que, en el caso de que un sacerdote se avenga a dar clase de religión, esa enseñanza debe ser dada entes o después de las horas de clase. Tiro psicológico también harto certero. Concluida la clase, ningún alumno quiere permanecer en ella. Exigido ese alumno que por la clase de religión llegue a la escuela media hora antes, no ha de aceptar. La clase de religión, permitida en esas condiciones, es prohibitiva. Y así lo fue. Las escuelas públicas quedaron laicizadas, sin lecciones de religión. Cristo fue expulsado de las escuelas. Del Silabario fue borrado el "Dejad que los niños lleguen a mí".
El triunfo liberal masónico fue completo merced a esta ley 1420. La escuela pública se desentendió de la religión católica. En la enseñanza básica, la que en gran parte forma la gran personalidad del niño y del hombre de mañana, la idea de Dios, de la vida ultraterrena, de la existencia del alma, de la piedad cristiana y del vínculo divino entre un ser humano y otro, quedó eximida, ignorada. El hombre es ser un material -según esta escuela laica- libre de todo influjo divino; la suerte de un hombre, buena o mal, es indiferente a otro hombre. El liberalismo -liberalismo burgués que fija la gradación de valores tanto morales como materiales, derecho al bienestar, al rango social, a la consideración pública, etc., según el capital, o dinero que se tiene quedó como esencia de la enseñanza común. Esta enseñanza es de esencial necesidad al liberalismo burgués porque cimenta esa civilización capitalista basada en el dinero. La piedad cristiana, el espíritu de justicia predicado por la Iglesia, la obligación de socorrer al pobre y de condenar la riqueza excesiva, predicada por los Padres de la iglesia, es contraria a ese espíritu y a esa enseñanza liberal burguesa.
De ahí la necesidad imperiosa de quitar toda idea religiosa católica de las escuelas.

Era la época de la consolidación del liberalismo burgués, sistema social tan condenado por las encíclicas papales "Rerum Novarum", "Quadragésimo Anno", como más tarde, en nuestros días, por la "Master et Magistra". Era la afirmación de los principios capitalistas que debían dar la fisonomía definitiva a nuestro país, dividiéndolo en dos clases características: una, demasiado poseedora (demasiado rica), y otra, demasiado desposeída (demasiado pobre). Todo esto había que consolidarlo con una educación, con una mentalidad afín; es decir, había que llegar al dominio del espíritu, que es realmente donde se afirman las creencias, las ideas, las opiniones; donde se forma la personalidad; donde se dan las características de un pueblo; de una sociedad. Por eso era menester traer maestras norteamericanas, protestantes, para que ellas formaran, desde las escuelas normales, a las futuras maestras, para que fueran tan liberales, tan burguesas mentalmente, como ellas.
A través del tiempo esa táctica confirmó la premisa liberal-masónica. Las maestras, salvo rara excepción, tienen esa mentalidad liberal-burguesa, y en ese estilo han formado la mentalidad de la niñez y juventud argentina.
El "Facundo", con su complejo de inferioridad de todo lo argentino, fue y es el cartabón de esas escuelas: todo lo tradicional, con su riqueza espiritual es tachado de bárbaro; todo lo que es inherente a los gauchos y los caudillos es el símbolo de la abrbarie. Y un pasado desfigurado, una historia fraguada y llena de mentiras, es el catecismo que se enseña a nuestros niños y nuestra juventud, con el agregado de la exaltación de menguados próceres, de verdaderos mitos, que negaron cuanto valer tenía nuestro pueblo y nuestra raza, para llegar, por una sucesión lógica y fatal, a este calificativo de pais subdesarrollado y mendicante que hoy ostentamos ante el asombro del mundo, dada la riqueza de nuestro suelo, aguas y costas, y la pujanza y laboriosidad de nuestro pueblo.
Es la triste y amarga herencia que el liberalismo burgués y masónico, del que fue su principal vocero y propulsor Sarmiento, ha dejado a las generaciones sucesivas.

PEDRO DE PAOLI, Sarmiento, su gravitación en el desarrollo nacional. Bs. As., 1964

4 comentarios:

  1. Muy buen blog. ¡Viva la Santa Federación!

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  2. Gracias, compatriotas! ¡VIVA LA SANTA FEDERACION!

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  3. Nos mantenemos en contacto cualquier cosa, ya los agrego como enlace a nuestro blog.
    ¡Por Dios y por la Patria hasta que la muerte nos separe de la lucha!

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  4. Nuevamente, muy amables compatriotas en contribuir en la faena difusiva de este blog.
    Obviamente, seguimos en contacto.
    ¡Por Dios y por la Patria hasta que la muerte nos separe de la lucha y nos una en la Eternidad!

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